
¿Sabías que ciertos alimentos pueden mejorar tu estado de ánimo o predisponer a cuadros de ansiedad y depresión? Conocer los efectos que pueden tener en tu organismo será crucial para tu bienestar.
¿La comida puede regular mi estado emocional?
Una alimentación equilibrada mejora la composición de la microbiota intestinal y aporta energía al sistema nervioso, el cual libera unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores, que se crean y sintetizan a través de lo que comemos. Entre estos neurotransmisores se encuentra la serotonina, que repercute de forma directa en el estado de ánimo.
Por un lado, existen alimentos que contribuyen a un buen estado anímico:
Las fresas, melocotones y nísperos facilitan un aumento de endorfinas.
Los aguacates y los plátanos son ricos en omega3, fósforo y vitamina B, lo que contribuye a una mejor regulación del sueño, de procesos emocionales y sobre todo en los cuadros de ansiedad.
Un déficit de alimentos ricos en triptófano (espinacas, nueces, huevos, pollo, pavo) puede generar en nuestro organismo una mayor vulnerabilidad frente al estrés y predisposición a alteraciones del sueño.
Por otro lado, existen alimentos poco saludables que interfieren en el correcto funcionamiento del organismo y nos pueden provocar negatividad y predisposición a un estado de ánimo disfórico:
El azúcar refinado ocasiona cambios químicos que pueden producir una inflamación crónica y, con el tiempo, alterar el sistema inmunológico aumentando nuestra predisposición a la depresión.
Las grasas transgénicas (alimentos procesados, "comida basura") también predisponen a cuadros depresivos y condiciona al organismo a "querer más" debido a un exceso de especias y salsas que lo convierte en "más sabroso".
¿Por qué me apetecen azúcares y grasas si estoy ansioso/a o deprimido/a?
El consumo de azúcar produce un aumento rápido en los niveles de glucosa en sangre (experimentas mayor bienestar y sensación de energía) seguido de una caída rápida que puede ocasionar irritabilidad, ansiedad y sensación de fatiga. Además, como tiene un gran potencial adictivo, muchas personas desarrollan una dependencia emocional con cambios de humor significativos.
Por tanto, ese "antojo" no es más que un intento por regular un estado de ánimo disfórico. El cerebro "te pide" ese alimento porque le produce bienestar a corto plazo y sin esfuerzo, lo cual impide que tu organismo regule de forma autónoma permitiendo que se "tome su tiempo". Por eso, las personas que consumen frecuentemente estos alimentos presentan mayor impulsividad y menor autocontrol que las personas que "entrenan" a su cerebro en la paciencia y la recompensa a medio-largo plazo.
Si deseas realizar cambios en tus hábitos alimenticios y no tienes claro cómo, o bien sientes que utilizas ciertos alimentos a modo de "regulador emocional", te animo a vernos en consulta para valorar tu caso y poder orientarte mejor.
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