
La distimia es un estado depresivo persistente, de menor intensidad que una depresión, pero con mayor duración. Los síntomas característicos son similares a la depresión: poco apetito o sobreingesta, insomnio o hipersomnia, poca energía o fatiga, baja autoestima, falta de concentración o dificultad para tomar decisiones. Al tratarse de un estado más estable y duradero que la depresión, los síntomas deben estar presentes de forma continua, sin desaparecer más de 2 meses seguidos.
A pesar de la sintomatología, la persona puede mantener un cierto nivel de funcionalidad en su vida. No obstante, la distimia también causa un deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes.
En ocasiones, la distimia puede concurrir con episodios intermitentes de depresión mayor. Es decir, existe una tendencia al estado de ánimo bajo de forma crónica, que se agrava en momentos temporales concretos.
DESARROLLO Y CURSO
La distimia tiene a menudo un inicio temprano e insidioso (infancia o adolescencia) y un curso crónico. El comienzo temprano (antes de los 21 años) se asocia a una mayor probabilidad de rasgos de personalidad disfuncionales y abuso de sustancias.
FACTORES DE RIESGO Y PRONÓSTICO
Temperamentales: el neuroticismo (afectividad negativa), la ansiedad y alteraciones conductuales son los factores que predicen un peor pronóstico a largo plazo.
Ambientales: la separación o pérdida de los padres durante la infancia es el mayor factor de riesgo.
Si te has sentido identificado/a con este post, no dudes en pedir una consulta y valoraremos tu caso. Puede que hayas normalizado un estado de ánimo bajo persistente, o lo hayas atribuido a "tu forma de ser"... ¿por qué no probar a experimentar otras emociones y aumentar tu bienestar? Te animo a vernos en sesión y poderlo trabajar juntos.
Comentários