
¿Sientes algún tipo de dolor o molestia que no desaparece? ¿has acudido al médico en varias ocasiones y te preocupa enfermar o que sea grave?
En primer lugar, debes descartar que exista una causa orgánica (puramente física) que explique el origen de este dolor/malestar. Evidentemente, los factores psicológicos influyen en el curso de una enfermedad, pero es importante conocer si el rol que desempeñan es a modo de "regulador" o se trata de la causa.
Normalmente, en el ámbito psicosomático, existe una vulnerabilidad de base (por ejemplo, piel atópica) cuyos síntomas emporan si estamos deprimidos/as o sentimos ansiedad (por ejemplo, aparecen eczemas). Es decir, un estado de ánimo bajo o alterado deprime nuestro sistema inmune, se vuelve menos efectivo y el proceso de recuperación se enlentece.
pero... ¿puedo desarrollar un trastorno de síntomas somáticos?
Para que exista tal diagnóstico, debe haber uno o más síntomas somáticos que causen malestar o problemas significativos en la vida diaria (o un síntoma grave, frecuentemente dolor). Los síntomas pueden ser específicos (dolor localizado en una parte del cuerpo) o inespecíficos (fatiga). Además, existen pensamientos, sentimientos o comportamientos excesivos relacionados con los síntomas somáticos (por ejemplo, tomarse la temperatura varias veces, consultar frecuentemente al médico, invertir mucho tiempo en búsquedas por internet, mantener conversaciones sobre síntomas).
¿en qué se diferencia de la hipocondría?
La característica central de la hipocondría o "ansiedad por enfermedad", es la preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave. No existen síntomas somáticos (o muy leves). La persona realiza comprobaciones frecuentes en búsqueda de signos de enfermedad en su cuerpo y puede llegar a adquirir material médico para monitorizar sus procesos fisiológicos en casa.
La idea fundamental para diferenciar ambos diagnósticos, en caso de que el paciente informe de malestar físico, es que en la hipocondría la angustia del individuo no proviene fundamentalmente de la propia dolencia física, sino más bien por la sospecha de padecer una enfermedad grave (catastrofización).
Si has convivido (o convives) con estos síntomas, puede resultarte interesante saber que en terapia psicológica se puede trabajar un nivel alto de preocupación por la salud y modificar las evaluaciones e interpretaciones sobre los síntomas corporales como amenazadores o perjudiciales. Si este tema te resuena, no dudes en contactar para valorar tu caso y poder orientarte mejor.
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